Hoy quería introducir un tema que
quizás nosotros, los motociclistas, no solemos tocar por diversos motivos...
Tengo varios amigos en face, motociclistas...y cuando les pregunto a cerca de
accidentes o cosas así...aplacan el tema diciendo que a ellos no les pasó o no
les pasará nunca porque son expertos conductores...
Aquí les dejo un pequeño escrito
que quizás les sea de utilidad en algún momento crucial de la vida...fa!
P.A.S. (Proteger, avisar y
socorrer) y 911
“Lo primero es no causar daño”, reza la máxima
de cualquier estudiante de Medicina, y eso es un detalle que debemos tener en
cuenta todos cuando nos encontramos en el escenario de un siniestro vial. Lo
primero es no causar daño, no incrementar la gravedad de las consecuencias del
siniestro.
En ese sentido la tecnología nos
ayuda con los elementos de seguridad terciaria, aquellos que evitan que se
agraven las consecuencias de la colisión. Sin embargo, al atender a los
heridos, a menudo nos precipitamos y actuamos de una manera que puede ser
incluso perjudicial.
Para actuar de manera ordenada,
tenemos el protocolo de actuación PAS, de las siglas que significan lo
siguiente:
- Proteger
- Avisar
- Socorrer
Y para una acción realmente
coordinada y eficaz, es imprescindible que este protocolo se lleve a cabo
exactamente en ese orden: P-A-S, y no SPA ni SAP, que suelen ser las operativas
que se suelen adoptar espontáneamente y que obtienen el fracaso como respuesta.
Además, las que marca el protocolo PAS son acciones que a veces se pueden
llevar a cabo de manera simultánea si hay varias personas dispuestas a ayudar y
siempre dependiendo de sus propias capacidades. En casos así, es positivo que
uno de los presentes, a poder ser una persona con conocimientos de primeros
auxilios, desempeñe el papel de líder del grupo y reparta las tareas que hay
que realizar.
- Proteger:
Lo primero es protegernos a
nosotros mismos. De nada vale un auxiliador atropellado, y eso es algo que en
muchos casos se nos olvida cuando, empujados por las prisas de ayudar cuanto
antes, saltamos de la moto y nos lanzamos a la ruta sin recordar que, al menos
en vías interurbanas, debemos hacer uso del chaleco y caminar con cuidado e
invadiendo la calzada sólo lo que sea estrictamente necesario porque, como ya
explicamos en una ocasión, el chaleco nos hace visibles, pero no inmortales.
A continuación debemos proteger
la zona afectada por el siniestro. Si señalizamos la zona de manera adecuada,
empleando las luces de emergencia, y las de posición cuando sea necesario, y
situando los triángulos de pre-señalización de peligro para que sean visibles a
100 metros
de distancia, daremos pie a que el resto de los conductores tomen medidas para
evitar colisionar contra nosotros. También debemos proteger el vehículo o los
vehículos siniestrados cortando el encendido, retirando las llaves de los
vehículos y evitando fumar en la zona del siniestro. Finalmente, proteger
significa también velar por que el resto de los conductores no avancen y se
vean involucrados en una nueva colisión, y significa también pedirles
colaboración si su ayuda nos es necesaria, aunque debemos evitar por todos los
medios que se acumule gente a nuestro alrededor que en realidad no haga nada.
- Avisar:
Mientras hemos protegido la zona,
habremos tenido tiempo de hacer una recopilación de datos que vamos a emplear
para dar aviso al 911, número de teléfono único de los servicios de emergencia
al que podemos llamar incluso aunque no conozcamos el PIN de un móvil e incluso
aunque nuestra operadora no tenga cobertura en el lugar en el que nos
encontramos.
Las personas que nos atenderán
están acostumbradas a esas situaciones, pero nosotros debemos ofrecerles
información veraz para que su tarea sea lo más eficiente posible, ya que de
cómo lo hagamos puede depender que la asistencia llegue pronto y con medios
suficientes. Debemos informar al 911 de los siguientes aspectos:
* Lugar del siniestro, que
incluye el nombre de la calle o ruta, el sentido de la circulación, el punto
kilométrico, etcétera. Cuanto más precisos seamos, más fácil será localizar
nuestra ubicación. Para entendernos, y
puede ser de utilidad dar referencias del lugar como una fábrica conocida o un
lugar popular en la zona.
* Número de heridos y su estado
de gravedad apreciado en una primera evaluación, en función de si respiran y
cómo lo hacen y de si responden o no a estímulos: desde un pellizco hasta una
pregunta sencilla. Hay que verificar, incluso usando linternas, que en el
interior de los vehículos no ha quedado nadie sin contabilizar o que no ha
caído por un terraplén, por ejemplo. No sería la primera vez que nadie se
percata de que hay un niño herido que queda oculto en el suelo del vehículo.
También conviene informar sobre si hay personas atrapadas o si las posibles
lesiones que tienen sugieren la participacion de equipos de rescate.
* Datos adicionales, como la
presencia de un camión que transporta mercancías peligrosas, por ejemplo, o el
hecho de que alguno de los que están presentes tiene conocimientos de
socorrismo y primeros auxilios.
* Nombre y teléfono de contacto,
por si hay dificultades para encontrar el lugar o por si necesitan más
información. Y, sobre todo, nunca colgaremos el teléfono hasta que nos lo pidan
desde el otro lado de la línea.
- Socorrer:
Aquí es donde nos vamos a detener
más, ya que es donde más problemas de seguridad terciaria nos podemos
encontrar. Existe una larga lista de cosas que no deberíamos hacer jamás y
algunas labores que cualquier persona con un mínimo de serenidad puede realizar
sin una formación específica, sólo teniendo presentes algunas pautas generales
para evitar el empeoramiento de la situación.
De todas maneras, tal y como
hemos visto hoy, cuando se produce un siniestro en la ruta hay tareas que
resultan valiosísimas y que puede llevarlas a cabo cualquier persona aunque
sienta una cierta aprensión por los asuntos sanitarios. Proteger y avisar está
en sus manos...
En líneas generales, si hay
alguien que tenga que movilizar al herido, mejor es que sean los equipos de
emergencia...
Lo que podemos hacer: (solo en
casos de extrema emergencia...)
Nuevamente hay que recordar que
nadie pide ni obliga a que nos convirtamos en superhéroes. Al contrario, hay
una serie de medidas relativamente sencillas que prácticamente cualquiera puede
tomar para ayudar a una víctima de la ruta.
Un herido en la ruta suele sentir
frío, y eso es debido a un mecanismo de defensa del organismo, que destina la
sangre a zonas internas o vitales alejándo la de la piel, lo que da sensación
de frío, de manera que conviene echar una manta por encima de la víctima para
que se sienta arropada y para que el cuerpo no
siga perdiendo el poco calor que
le va quedando en la piel y se agrave
la hipotermia que en estas
situaciones tiende a progresar.
Lo ideal es emplear una manta
térmica como las que usan los equipos de emergencias; a falta de una manta
térmica servirá una manta de viaje convencional o cualquier otra prenda de
abrigo.
También conviene aflojarle e
incluso cortarle las prendas de ropa que le puedan oprimir. Muchos heridos
viales necesitan espacio para conseguir una buena respiración o flujo de
sangre, y cualquier elemento que constriña, como una corbata, ropa estrecha, un
cinturón o un atuendo que oprima, se convertirá en un problema. De todas formas
siempre obraremos bajo el principio de no mover bruscamente el cuerpo de la
víctima.
Además, al echarle la manta por
encima al herido tenemos que cuidar de no causarle mayores daños en sus
posibles lesiones.
Hemorragias:
Cualquier hemorragia debe
tratarse intentando garantizar su asepsia, lavándola con agua o si es posible
con agua oxigenada para eliminar la suciedad y cubriéndola con una gasa estéril
o, en su defecto, con una camiseta o camisa limpia sobre la que ejerceremos
presión para detener la hemorragia. En cualquier caso, siempre prima la
compresión de la herida por encima de la asepsia. Y si la sangre empapa la gasa
o la prenda, nunca retiraremos ese apósito ya que al hacerlo destruiríamos el
trabajo de cauterización del organismo del herido. Se trata de superponer otra
prenda encima de la primera sin dejar de comprimir.
Si, pese a la presión ejercida,
la herida sangra de forma abundante o si no es posible presionar sobre la
herida, por ejemplo cuando hay un objeto clavado en el cuerpo de la víctima,
podemos intentar detener la hemorragia ejerciendo compresión arterial, algo que
será relativamente sencillo si la hemorragia está localizada en una extremidad,
presionando directamente la arteria braquial o la femoral, dependiendo del
caso, y cuidando de no mover la extremidad para evitar daños mayores.
Como último recurso, y sólo en casos
extremos como una amputación, recurriremos al torniquete para evitar que el
herido se desangre. De hecho, el torniquete se abandonó como técnica por los
problemas de falta grave de riego sanguíneo que provocaba si se realizaba en
heridas no tan graves y por personas inexpertas. Pero cuando la alternativa es
que el herido se desangre podemos emplear una corbata o un cinturón para
colocarlo por encima de la zona
seccionada y apretarlo hasta cortar la hemorragia, anotando siempre en un papel
o en la piel del herido la hora exacta a la que hemos ejecutado esta medida de
urgencia para que lo tenga en cuenta el equipo médico que atienda a la víctima,
mientras que la parte amputada se puede proteger con gasas y colocar en una
bolsa llena de aire o en un recipiente con hielo para trasladarla junto al herido
hasta el hospital.
Además, debemos considerar, por
principio y hasta que los médicos lo descarten, que las hemorragias en las que
la sangre sale al exterior por un orificio natural como el oído, la nariz o la
boca son hemorragias internas exteriorizadas que constituyen síntoma de una
lesión interna muy grave. Como medida de precaución básica nunca taponaremos
este tipo de hemorragias sino que facilitaremos la salida de la sangre al
exterior para evitar mayores daños en el organismo de la víctima.
Fracturas:
Como regla de oro para heridos
con fracturas, nunca hay que mover una parte del cuerpo que se haya fracturado
para evitar causar daños a los vasos sanguíneos, a los nervios o incluso a los
órganos vitales que puedan rodear al hueso roto. Por eso, aunque a menudo se
recomienda entablillar brazos o piernas, casi es preferible dejar la víctima en
reposo y a la espera del personal sanitario que causarle una lesión al moverle
accidentalmente la zona fracturada o alguna adyacente, o hacerle daño y que él
mismo se mueva como acto reflejo por una fractura que seguramente puede esperar
a ser atendida en mejores condiciones.
Quemaduras:
Por otra parte, las quemaduras cutáneas
por abrasión o por fuego, muy frecuentes en los siniestros viales, son signos
de una violenta deshidratación de la piel, por lo que siempre que sea posible
conviene rehidratarlas con agua, cuidando de no tocarlas si no es con guantes
de látex, para evitar infecciones, y de no despegar nunca las prendas de ropa
que hayan podido quedar adheridas a la piel y que se retirarán una vez que el
herido sea atendido en el hospital. En casos de víctimas con grandes
extensiones de piel quemada, optaremos no por enfriar la zona sino por abrigar
al herido, ya que la gran pérdida de piel ocasionará hipotermia en su
organismo.
Bue, no los quiero aburrir mas... jajaja!!!
Como siempre...
...saludos desde Quilmes y espero que les sea de utilidad...
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