lunes, 9 de julio de 2012

Lo que todos debemos saber...

Hoy quería introducir un tema que quizás nosotros, los motociclistas, no solemos tocar por diversos motivos... Tengo varios amigos en face, motociclistas...y cuando les pregunto a cerca de accidentes o cosas así...aplacan el tema diciendo que a ellos no les pasó o no les pasará nunca porque son expertos conductores...


Aquí les dejo un pequeño escrito que quizás les sea de utilidad en algún momento crucial de la vida...fa!





P.A.S. (Proteger, avisar y socorrer) y 911



 “Lo primero es no causar daño”, reza la máxima de cualquier estudiante de Medicina, y eso es un detalle que debemos tener en cuenta todos cuando nos encontramos en el escenario de un siniestro vial. Lo primero es no causar daño, no incrementar la gravedad de las consecuencias del siniestro.

En ese sentido la tecnología nos ayuda con los elementos de seguridad terciaria, aquellos que evitan que se agraven las consecuencias de la colisión. Sin embargo, al atender a los heridos, a menudo nos precipitamos y actuamos de una manera que puede ser incluso perjudicial.

Para actuar de manera ordenada, tenemos el protocolo de actuación PAS, de las siglas que significan lo siguiente:



  •     Proteger
  •     Avisar
  •     Socorrer


Y para una acción realmente coordinada y eficaz, es imprescindible que este protocolo se lleve a cabo exactamente en ese orden: P-A-S, y no SPA ni SAP, que suelen ser las operativas que se suelen adoptar espontáneamente y que obtienen el fracaso como respuesta. Además, las que marca el protocolo PAS son acciones que a veces se pueden llevar a cabo de manera simultánea si hay varias personas dispuestas a ayudar y siempre dependiendo de sus propias capacidades. En casos así, es positivo que uno de los presentes, a poder ser una persona con conocimientos de primeros auxilios, desempeñe el papel de líder del grupo y reparta las tareas que hay que realizar.



  • Proteger:



Lo primero es protegernos a nosotros mismos. De nada vale un auxiliador atropellado, y eso es algo que en muchos casos se nos olvida cuando, empujados por las prisas de ayudar cuanto antes, saltamos de la moto y nos lanzamos a la ruta sin recordar que, al menos en vías interurbanas, debemos hacer uso del chaleco y caminar con cuidado e invadiendo la calzada sólo lo que sea estrictamente necesario porque, como ya explicamos en una ocasión, el chaleco nos hace visibles, pero no inmortales.
A continuación debemos proteger la zona afectada por el siniestro. Si señalizamos la zona de manera adecuada, empleando las luces de emergencia, y las de posición cuando sea necesario, y situando los triángulos de pre-señalización de peligro para que sean visibles a 100 metros de distancia, daremos pie a que el resto de los conductores tomen medidas para evitar colisionar contra nosotros. También debemos proteger el vehículo o los vehículos siniestrados cortando el encendido, retirando las llaves de los vehículos y evitando fumar en la zona del siniestro. Finalmente, proteger significa también velar por que el resto de los conductores no avancen y se vean involucrados en una nueva colisión, y significa también pedirles colaboración si su ayuda nos es necesaria, aunque debemos evitar por todos los medios que se acumule gente a nuestro alrededor que en realidad no haga nada.

  • Avisar:



Mientras hemos protegido la zona, habremos tenido tiempo de hacer una recopilación de datos que vamos a emplear para dar aviso al 911, número de teléfono único de los servicios de emergencia al que podemos llamar incluso aunque no conozcamos el PIN de un móvil e incluso aunque nuestra operadora no tenga cobertura en el lugar en el que nos encontramos.

Las personas que nos atenderán están acostumbradas a esas situaciones, pero nosotros debemos ofrecerles información veraz para que su tarea sea lo más eficiente posible, ya que de cómo lo hagamos puede depender que la asistencia llegue pronto y con medios suficientes. Debemos informar al 911 de los siguientes aspectos:

* Lugar del siniestro, que incluye el nombre de la calle o ruta, el sentido de la circulación, el punto kilométrico, etcétera. Cuanto más precisos seamos, más fácil será localizar nuestra ubicación.  Para entendernos, y puede ser de utilidad dar referencias del lugar como una fábrica conocida o un lugar popular en la zona.

* Número de heridos y su estado de gravedad apreciado en una primera evaluación, en función de si respiran y cómo lo hacen y de si responden o no a estímulos: desde un pellizco hasta una pregunta sencilla. Hay que verificar, incluso usando linternas, que en el interior de los vehículos no ha quedado nadie sin contabilizar o que no ha caído por un terraplén, por ejemplo. No sería la primera vez que nadie se percata de que hay un niño herido que queda oculto en el suelo del vehículo. También conviene informar sobre si hay personas atrapadas o si las posibles lesiones que tienen sugieren la participacion de equipos de rescate.

* Datos adicionales, como la presencia de un camión que transporta mercancías peligrosas, por ejemplo, o el hecho de que alguno de los que están presentes tiene conocimientos de socorrismo y primeros auxilios.

* Nombre y teléfono de contacto, por si hay dificultades para encontrar el lugar o por si necesitan más información. Y, sobre todo, nunca colgaremos el teléfono hasta que nos lo pidan desde el otro lado de la línea.


  • Socorrer:



Aquí es donde nos vamos a detener más, ya que es donde más problemas de seguridad terciaria nos podemos encontrar. Existe una larga lista de cosas que no deberíamos hacer jamás y algunas labores que cualquier persona con un mínimo de serenidad puede realizar sin una formación específica, sólo teniendo presentes algunas pautas generales para evitar el empeoramiento de la situación.

De todas maneras, tal y como hemos visto hoy, cuando se produce un siniestro en la ruta hay tareas que resultan valiosísimas y que puede llevarlas a cabo cualquier persona aunque sienta una cierta aprensión por los asuntos sanitarios. Proteger y avisar está en sus manos...





En líneas generales, si hay alguien que tenga que movilizar al herido, mejor es que sean los equipos de emergencia...



Lo que podemos hacer: (solo en casos de extrema emergencia...)

 

Nuevamente hay que recordar que nadie pide ni obliga a que nos convirtamos en superhéroes. Al contrario, hay una serie de medidas relativamente sencillas que prácticamente cualquiera puede tomar para ayudar a una víctima de la ruta.

Un herido en la ruta suele sentir frío, y eso es debido a un mecanismo de defensa del organismo, que destina la sangre a zonas internas o vitales alejándo la de la piel, lo que da sensación de frío, de manera que conviene echar una manta por encima de la víctima para que se sienta arropada y para que el cuerpo no
siga perdiendo el poco calor que le va quedando en la piel y se agrave
la hipotermia que en estas situaciones tiende a progresar.

Lo ideal es emplear una manta térmica como las que usan los equipos de emergencias; a falta de una manta térmica servirá una manta de viaje convencional o cualquier otra prenda de abrigo.

También conviene aflojarle e incluso cortarle las prendas de ropa que le puedan oprimir. Muchos heridos viales necesitan espacio para conseguir una buena respiración o flujo de sangre, y cualquier elemento que constriña, como una corbata, ropa estrecha, un cinturón o un atuendo que oprima, se convertirá en un problema. De todas formas siempre obraremos bajo el principio de no mover bruscamente el cuerpo de la víctima.
Además, al echarle la manta por encima al herido tenemos que cuidar de no causarle mayores daños en sus posibles lesiones.

Hemorragias:

Cualquier hemorragia debe tratarse intentando garantizar su asepsia, lavándola con agua o si es posible con agua oxigenada para eliminar la suciedad y cubriéndola con una gasa estéril o, en su defecto, con una camiseta o camisa limpia sobre la que ejerceremos presión para detener la hemorragia. En cualquier caso, siempre prima la compresión de la herida por encima de la asepsia. Y si la sangre empapa la gasa o la prenda, nunca retiraremos ese apósito ya que al hacerlo destruiríamos el trabajo de cauterización del organismo del herido. Se trata de superponer otra prenda encima de la primera sin dejar de comprimir.

Si, pese a la presión ejercida, la herida sangra de forma abundante o si no es posible presionar sobre la herida, por ejemplo cuando hay un objeto clavado en el cuerpo de la víctima, podemos intentar detener la hemorragia ejerciendo compresión arterial, algo que será relativamente sencillo si la hemorragia está localizada en una extremidad, presionando directamente la arteria braquial o la femoral, dependiendo del caso, y cuidando de no mover la extremidad para evitar daños mayores.

Como último recurso, y sólo en casos extremos como una amputación, recurriremos al torniquete para evitar que el herido se desangre. De hecho, el torniquete se abandonó como técnica por los problemas de falta grave de riego sanguíneo que provocaba si se realizaba en heridas no tan graves y por personas inexpertas. Pero cuando la alternativa es que el herido se desangre podemos emplear una corbata o un cinturón para
colocarlo por encima de la zona seccionada y apretarlo hasta cortar la hemorragia, anotando siempre en un papel o en la piel del herido la hora exacta a la que hemos ejecutado esta medida de urgencia para que lo tenga en cuenta el equipo médico que atienda a la víctima, mientras que la parte amputada se puede proteger con gasas y colocar en una bolsa llena de aire o en un recipiente con hielo para trasladarla junto al herido hasta el hospital.

Además, debemos considerar, por principio y hasta que los médicos lo descarten, que las hemorragias en las que la sangre sale al exterior por un orificio natural como el oído, la nariz o la boca son hemorragias internas exteriorizadas que constituyen síntoma de una lesión interna muy grave. Como medida de precaución básica nunca taponaremos este tipo de hemorragias sino que facilitaremos la salida de la sangre al exterior para evitar mayores daños en el organismo de la víctima.

Fracturas:

Como regla de oro para heridos con fracturas, nunca hay que mover una parte del cuerpo que se haya fracturado para evitar causar daños a los vasos sanguíneos, a los nervios o incluso a los órganos vitales que puedan rodear al hueso roto. Por eso, aunque a menudo se recomienda entablillar brazos o piernas, casi es preferible dejar la víctima en reposo y a la espera del personal sanitario que causarle una lesión al moverle accidentalmente la zona fracturada o alguna adyacente, o hacerle daño y que él mismo se mueva como acto reflejo por una fractura que seguramente puede esperar a ser atendida en mejores condiciones.

Quemaduras:


Por otra parte, las quemaduras cutáneas por abrasión o por fuego, muy frecuentes en los siniestros viales, son signos de una violenta deshidratación de la piel, por lo que siempre que sea posible conviene rehidratarlas con agua, cuidando de no tocarlas si no es con guantes de látex, para evitar infecciones, y de no despegar nunca las prendas de ropa que hayan podido quedar adheridas a la piel y que se retirarán una vez que el herido sea atendido en el hospital. En casos de víctimas con grandes extensiones de piel quemada, optaremos no por enfriar la zona sino por abrigar al herido, ya que la gran pérdida de piel ocasionará hipotermia en su organismo.


Bue, no los quiero aburrir mas... jajaja!!!

Como siempre...
 
...saludos desde Quilmes y espero que les sea de utilidad...



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