Se han preguntado ustedes, amigos de esta red social, ¿por
qué en rutas o autopistas cada vez más seguras ocurren accidentes más graves? La
respuesta rápida sería porque somos humanos y estamos acostumbrados a no
utilizar frecuentemente nuestro cerebro… ¿Será “tan así”?
Es sabido por estudios en diferentes universidades que los
conductores, ante las buenas condiciones de la ruta o autopista y la sensación
de mayor seguridad, se “confiaban” y adoptaban conductas más arriesgadas. Es el
fenómeno que se conoce como “Homeóstasis del Riesgo Subjetivo” (complicado
nombre no?... jajaja)
Los que me conocen, saben que trabajo aquí, en la UNQui, y
que me gusta sacar jugo a temas que muchos pasan desapercibidos…
En términos biológicos, la homeóstasis es una propiedad de
los seres vivos por la cual éstos compensan cambios en el entorno con cambios
en su metabolismo, para mantener sus condiciones internas estables. Aplicado a
los seres humanos, de manera burda podemos decir que tendemos a compensar los
cambios del entorno con cambios en nuestro comportamiento, para mantener el
equilibrio en lo que nuestros sentidos
percibían antes y perciben después.
Les cuento que el profesor canadiense Gerald J. S. Wilde fue
el primero en aplicar el concepto de homeóstasis al riesgo, introduciendo la
idea del nivel de riesgo aceptado y sugiriendo que la gente maximiza este nivel
comparando los costes y beneficios de un comportamiento más seguro o
arriesgado. Es lo que él llama la Teoría de la Homeóstasis del Riesgo.
Ahora bien, el profesor argentino Carlos Martín, al aplicar
esta teoría al campo de la seguridad vial, nos cuenta que el nivel de riesgo
aceptado por un conductor depende del balance que hace de comparar las ventajas
e inconvenientes de una conducción peligrosa (ganar tiempo, impresionar a los
demás…) con las ventajas e inconvenientes de una conducción segura (cuidar del
vehículo, sentirse cómodo, evitar el estrés…)
Por otro lado, y poniendo la teoría en un contexto dinámico,
cuando se introduce una medida encaminada a mejorar la seguridad vial (una
mejora en la ruta, un sistema de seguridad incorporado en la moto, una
protección del motociclista…), disminuye el riesgo percibido subjetivo por el
conductor -riesgo subjetivo-, provocando un aumento del riesgo real –riesgo
objetivo– (a través de un comportamiento más peligroso) para mantener el nivel
de riesgo aceptado. Es lo que Martín llama Paradojas y Decepciones de la
Seguridad. Interesante, ¿No les parece?
La Teoría de la Homeóstasis dice que si el riesgo disminuye,
también disminuyen las precauciones, y ello conlleva nuevamente al aumento del
riesgo. Así, podemos encontrarnos con medidas de seguridad que no solo
fracasan, sino que empeoran la siniestralidad, pues el riesgo se incrementa y
por ende los peligros que se pretendían evitar. Se producen así estas Paradojas
o Decepciones de la Seguridad.
Por otro lado, la homeóstasis también puede producirse a la
inversa: si el riesgo aumenta, los conductores perciben un mayor riesgo
subjetivo y tienden a un comportamiento más cauto para compensarlo y alcanzar
el equilibrio del riesgo aceptado. Es el caso del Gran Cambio vivido en Suecia
en 1963, cuando se cambió la circulación por la izquierda a por la derecha. A
pesar de los temores de una mayor siniestralidad por el caos que se produciría,
lo cierto es que durante más de un año las cifras de siniestros disminuyeron
sustancialmente. Sencillamente los conductores y peatones, ante la sensación de
un mayor riesgo subjetivo, adoptaron mayores precauciones.
Obviamente, no siempre se producen las paradojas y
decepciones de la seguridad. Muchos sistemas de seguridad realmente funcionan y
han ayudado a reducir las tasas de siniestralidad en nuestras rutas y
autopistas. La clave es que estas mejoras no son percibidas por los conductores
como tal, o al menos no son asociados directamente con una conducción más
segura.
Personalmente creo, y es solo una humilde opinión, que los
países verdaderamente interesados en incrementar su seguridad vial, deben
plantear regularmente medidas que provoquen reacciones en la motivación de los
ciudadanos y reajusten su riesgo subjetivo. Por eso son tan necesarias las
campañas de publicidad, las de control de velocidad en rutas, calles y
autopistas, las de reeducación de infractores reincidentes…etc. Es un trabajo
constante en el que las autoridades no pueden reducir ni un ápice su esfuerzo,
pues en saber motivar a las personas está el verdadero éxito de la Seguridad
Vial…
¿Ustedes qué piensan?
Me despido dejando como siempre un abrazo y un deseo…
Buena vida, buena ruta.
Buena vida, buena ruta.
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