sábado, 27 de mayo de 2017

Homeóstasis...

Se han preguntado ustedes, amigos de esta red social, ¿por qué en rutas o autopistas cada vez más seguras ocurren accidentes más graves? La respuesta rápida sería porque somos humanos y estamos acostumbrados a no utilizar frecuentemente nuestro cerebro… ¿Será “tan así”?


Es sabido por estudios en diferentes universidades que los conductores, ante las buenas condiciones de la ruta o autopista y la sensación de mayor seguridad, se “confiaban” y adoptaban conductas más arriesgadas. Es el fenómeno que se conoce como “Homeóstasis del Riesgo Subjetivo” (complicado nombre no?... jajaja)
Los que me conocen, saben que trabajo aquí, en la UNQui, y que me gusta sacar jugo a temas que muchos pasan desapercibidos…


En términos biológicos, la homeóstasis es una propiedad de los seres vivos por la cual éstos compensan cambios en el entorno con cambios en su metabolismo, para mantener sus condiciones internas estables. Aplicado a los seres humanos, de manera burda podemos decir que tendemos a compensar los cambios del entorno con cambios en nuestro comportamiento, para mantener el equilibrio en lo que nuestros  sentidos percibían antes y perciben después.

Les cuento que el profesor canadiense Gerald J. S. Wilde fue el primero en aplicar el concepto de homeóstasis al riesgo, introduciendo la idea del nivel de riesgo aceptado y sugiriendo que la gente maximiza este nivel comparando los costes y beneficios de un comportamiento más seguro o arriesgado. Es lo que él llama la Teoría de la Homeóstasis del Riesgo.

Ahora bien, el profesor argentino Carlos Martín, al aplicar esta teoría al campo de la seguridad vial, nos cuenta que el nivel de riesgo aceptado por un conductor depende del balance que hace de comparar las ventajas e inconvenientes de una conducción peligrosa (ganar tiempo, impresionar a los demás…) con las ventajas e inconvenientes de una conducción segura (cuidar del vehículo, sentirse cómodo, evitar el estrés…)
Por otro lado, y poniendo la teoría en un contexto dinámico, cuando se introduce una medida encaminada a mejorar la seguridad vial (una mejora en la ruta, un sistema de seguridad incorporado en la moto, una protección del motociclista…), disminuye el riesgo percibido subjetivo por el conductor -riesgo subjetivo-, provocando un aumento del riesgo real –riesgo objetivo– (a través de un comportamiento más peligroso) para mantener el nivel de riesgo aceptado. Es lo que Martín llama Paradojas y Decepciones de la Seguridad. Interesante, ¿No les parece?

La Teoría de la Homeóstasis dice que si el riesgo disminuye, también disminuyen las precauciones, y ello conlleva nuevamente al aumento del riesgo. Así, podemos encontrarnos con medidas de seguridad que no solo fracasan, sino que empeoran la siniestralidad, pues el riesgo se incrementa y por ende los peligros que se pretendían evitar. Se producen así estas Paradojas o Decepciones de la Seguridad.

Por otro lado, la homeóstasis también puede producirse a la inversa: si el riesgo aumenta, los conductores perciben un mayor riesgo subjetivo y tienden a un comportamiento más cauto para compensarlo y alcanzar el equilibrio del riesgo aceptado. Es el caso del Gran Cambio vivido en Suecia en 1963, cuando se cambió la circulación por la izquierda a por la derecha. A pesar de los temores de una mayor siniestralidad por el caos que se produciría, lo cierto es que durante más de un año las cifras de siniestros disminuyeron sustancialmente. Sencillamente los conductores y peatones, ante la sensación de un mayor riesgo subjetivo, adoptaron mayores precauciones.

Obviamente, no siempre se producen las paradojas y decepciones de la seguridad. Muchos sistemas de seguridad realmente funcionan y han ayudado a reducir las tasas de siniestralidad en nuestras rutas y autopistas. La clave es que estas mejoras no son percibidas por los conductores como tal, o al menos no son asociados directamente con una conducción más segura.

Personalmente creo, y es solo una humilde opinión, que los países verdaderamente interesados en incrementar su seguridad vial, deben plantear regularmente medidas que provoquen reacciones en la motivación de los ciudadanos y reajusten su riesgo subjetivo. Por eso son tan necesarias las campañas de publicidad, las de control de velocidad en rutas, calles y autopistas, las de reeducación de infractores reincidentes…etc. Es un trabajo constante en el que las autoridades no pueden reducir ni un ápice su esfuerzo, pues en saber motivar a las personas está el verdadero éxito de la Seguridad Vial…
¿Ustedes qué piensan?


Me despido dejando como siempre un abrazo y un deseo…
Buena vida, buena ruta.

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