Mi nombre es Quimey Juan Félix Orozco, los que me conocen saben que solo soy un simple Motociclista de Pueblos Originarios...
En esta entrega de post voy a comenzar el escrito de un libro...o algo similar... Obviamente con ayuda de muchos sitios de internet de referencias...Ya que existen muchas variables en la conducción de una. Por una
parte, cada moto tiene sus características propias, empezando por el motor. Los
hay que dan la máxima potencia a muy altas revoluciones, y suelen flaquear en
los regímenes bajos, y viceversa. Otros son muy elásticos y tienen un
equilibrio razonable de potencia, en un rango amplio de vueltas de cigüeñal,
sacrificando los extremos. Los desarrollos están ajustados en función de la
manera que tiene el motor de entregar la potencia, Esta misma variedad la
encontramos en chasis, suspensiones, lanzamiento del eje delantero, frenos,
etc. Es obvio, pues, que cada moto hay que conducirla en función de sus propias
peculiaridades, que hay que conocer muy bien.
Por otro lado, cada motociclista tiene sus gustos y cualidades. La
psicología es muy importante. La persona debe de conocerse a si misma para
saber lo que puede dar de sí, en función de la moto que conduce.
En definitiva, el motociclista forma con su máquina una
unidad que tiene unas peculiaridades bien definidas, que no se pueden
extrapolar o generalizar.
Yo pienso que los principales obstáculos para cualquier tipo de
aprendizaje son el miedo, la prepotencia, las ideas preconcebidas y la
impaciencia. Despojarse de esos lastres no es fácil. Se requiere una actitud
permanente de alerta y trabajo interior, para poder superarlos.
También creo que el miedo es la consecuencia del desconocimiento de la
técnica. Se alimenta de la inseguridad en uno mismo y va desapareciendo,
conforme el piloto profundiza en las leyes por las que se rige su moto, las entiende
y aprende a actuar sobre ellas, consiguiendo un pilotaje seguro.
En cuanto a la prepotencia, no es nada nuevo. Una actitud humilde siempre nos acerca al conocimiento...!
Las ideas preconcebidas o prejuicios, son como sólidos muros
que no dejan pasar ni un solo concepto que vaya contra ellas. Es rechazado sin
dar la oportunidad de ser siquiera analizado o probado. Es lo que cargamos
sobre nuestras espaldas los veteranos. Si para colmo la idea preconcebida es
falsa, el daño es muy grave. Seguirá condicionando errores en nuestro pilotaje,
y nos impedirá seguir progresando. Cuando se asimila un defecto en la
conducción de la moto, se arrastra a lo largo de toda la vida y nos impide
saber por qué no nos sale bien esto o aquello. Es por esto por lo que a los
veteranos nos conviene también, de vez en cuando, repasar los conceptos básicos
de la conducción de una moto. Las ideas nuevas hay que meditarlas y probarlas.
Solo después de esto, estaremos en condiciones de aceptarlas o rechazarlas para
nuestro pilotaje.
La impaciencia es madre de la precipitación y,
por tanto, del error. También es la fuente del desánimo y causa muchos
abandonos en el camino del aprendizaje. Llegar a conducir bien una moto es algo
que se tarda meses e incluso años. El motociclista principiante debe de
asimilar la idea de que, una vez aprendidos los conceptos básicos, asimilarlos
para ponerlos en práctica sin que requieran una atención especial, necesita de
mucho tiempo. Es más, el camino de la perfección no tiene límite. Hasta los más
veteranos sentimos todo lo que nos queda por aprender pese a los años que llevamos
encima de una moto y eso es lo bonito de este deporte. Debemos de dejarnos
acompañar por una actitud permanente de superación a lo largo de toda nuestra
vida motociclista.
Mi consejo es que, aquel que quiera realmente aprender a
conducir uno moto y no solo manejarla, centre su atención sobre una sola
maniobra cada vez y la practique hasta que consiga hacerla de forma automática,
antes de pasar a la siguiente. No es bueno diversificar la atención en el
aprendizaje de varias cosas al mismo tiempo.
Ningún manual o escrito de internet puede sustituir el buen sentido común del motociclista.
Quiero también advertir al principiante que, la velocidad, es el principal y el más dañino de los peligros del motociclista. El conductor experto sabe que, el deseo de ir rápido, no es acelerar más. A la velocidad se llega con el análisis de lo que tenemos delante y a través de dominio de la técnica de la frenada, del cambio de marcha, de la trazada, de la tumbada y de un uso adecuado del acelerador. Estas maniobras se aprenden y se interiorizan con velocidades moderadas, hasta hacer de ellas algo automático. Conforme la coordinación de nuestras acciones vaya alcanzando la perfección, la velocidad va llegando sin ser llamada de manera explícita... Es entonces el momento en el que, el sentido de responsabilidad, nos hará moderar el acelerar.
Saludos desde Quilmes a todos los que lean esto...y nos vemos en las rutas del ciberespacio...
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