En esta semana de mayo tan particular por estas restricciones del gobierno de turno quiero compartir con Ustedes una publicación a tales hechos que nos han quedado muy adentro de nuestra memoria como ciudadanos que vivimos en libertad. Al menos eso nos quieren hacer creer… Jajaja
Les pido que presten un oído muy sereno a lo que les quiero
compartir. Y, como siempre, a los lectores de mis locas publicaciones les pido
que de ser necesario y pertinente, contribuyan a que estas palabras sean
desmenuzadas cuantas veces se pueda, comenten sus opiniones y/o desacuerdos.
Les planteo esta idea: la denominada Revolución de Mayo no es el cumpleaños de la Patria.
¿Ustedes saben desde cuando se festeja el 25 de mayo? Parece
ser que la llamada “Semana de Mayo” es una teatralización muy idealista del
escrito “Memorias Curiosas” que le pertenece a Juan Manuel Beruti, y también de
una serie de relatos particulares de personajes que fueron activos
participantes en aquellos días de 1810. Resaltar el 25 de mayo toma forma con
ese movimiento cultural y político llamado Generación del 37 que era un grupo
de jóvenes que en el año 1837 unen sus esfuerzos e ideas en una agrupación que
se llegó llamar Asociación de Mayo, y son ellos los primeros que hablan y hacen
que creamos en una Revolución de Mayo. De todos ellos, don Bartolomé Mitre
retoma sus ideas y así va dando forma definitiva a lo que hoy pretendemos
celebrar.
Todos sabemos que el 25 de mayo de 1810 no había noticieros, no había móviles en vivo ni periodistas que relataran los acontecimientos. Nada quedó filmado por una cámara o captado por una máquina fotográfica. El rating por la mejor toma o el mejor reportaje no existía. Tan solo nos tenemos que valer de testimonios escritos y relatos orales, con el peligro de que puedan ser descripciones parciales del hecho, o más aún ser tendenciosamente analizados.
No estoy diciendo que el 25 de mayo no existió ni que es una
fecha sin importancia histórica.
Todos hemos estudiado, hemos escuchado y seguramente lo
seguiremos haciendo, que en el Cabildo del 25 de mayo de 1810 nace la Patria
porque se forma el Primer Gobierno Patrio. Y que los nueve hombres que formaron
la Primera Junta son los abnegados héroes en el parto de la nuestra libertad. Aunque
personalmente se que esta historia no es tan real como nos la han contado. He
visto que en las Actas del Cabildo del 24 de mayo y 25 de mayo, refiriéndose a
esos miembros de la Junta de Gobierno dicen que “de rodillas y poniendo la mano
derecha sobre los Santos Evangelios prestaron juramento de desempeñar
legalmente el cargo, conservar íntegra esta parte de América a nuestro Augusto
Soberano don Fernando VII”. Y la Proclama del día siguiente, el 26 de mayo dice
que es un deseo eficaz de la Junta de Gobierno elegida en el Cabildo “el sostén
de estas posesiones de América en la más constante fidelidad y adhesión a
nuestro muy amado Rey y Señor Don Fernando VII”. ¿Les cambié la historia, no?
JAJAJAJA…. Pues yo creo que no. Me
permito contarles a Ustedes lo que he leído de varios historiadores, y en todos
ellos encuentro un común denominador: la historia del 25 de mayo es muy
compleja y enredada como para comprenderla de una sola leída. Es entonces
nuestro deber releerla mejor. ¿No les parece? ¿Sueno loco? Quizás lo esté… pero
solo un poco.
Quiero adherir a lo
que dice el historiador Federico Ibarguren que la consigna aventurada en el
Cabildo Abierto del 22 de mayo y adoptada al fin el día 25 fue esta: “contra
Napoleón; con o sin el Rey”. Aquel Fernando VII ya estaba preso bajo el dominio
del poderoso general francés Napoleón Bonaparte. Entonces, en la ciudad capital
del Virreinato del Río de La Plata había una encrucijada: es hora de
declararnos independientes o mantenernos con la máscara de fidelidad al Rey
prisionero para ocultar los intereses independentistas y así no hacer enojar a
su Majestad Británica por ese entonces aliada de la humillada España.
Sí. Aunque Ustedes no lo crean, en ese pretendido grito de
libertad del 25 de mayo, aquellos revoltosos hombres se cuidaban de no dañar
con los acontecimientos políticos el muy generoso y fructífero comercio con
Gran Bretaña. O sea que la Patria del 25 de mayo nació bajo la atenta, celosa y
astuta mirada de los parteros ingleses. Entonces sí se puede entender por qué
en esa heterogénea Junta de Mayo los próceres que hoy nombramos estaban
divididos, enfrentados en dos grupos: uno encabezado por el coronel Cornelio
Saavedra, uno de los héroes de la Reconquista de la ciudad de Buenos Aires tras
las invasiones inglesas, y encargado de hacer pesar el poder militar en las decisiones
del 24 y 25 de mayo; y el otro bando estaba encabezado por un joven y lúcido
abogado, representante de los intereses comerciales británicos en el Río de La
Plata, el Dr. Mariano Moreno. La gran pelea entre Saavedra y Moreno era la
forma de capitalizar hacia la independencia los hechos de la Semana de Mayo,
que dicho sea de paso no fueron 5 días sino 3. El militar quería que la forma
de gobierno después del 25 fuese decidida en un Congreso que reuniera a los
representantes de todas las Provincia del Río de la Plata, en cambio el
iracundo abogado pretendía que la suerte de todo el Virreinato quedara en manos
de la ciudad de Buenos Aires, la “hermana mayor” como la definió el Dr. Juan
José Paso, otro de los Secretarios de la Junta de Mayo.
Algunos historiadores ven en esa primera pelea entre
políticos que tuvo la Patria, el origen de lo que después se encarnó como la
sangrienta lucha entre unitarios y federales. Tan al extremo llegó la
diferencia de opinión que don Mariano Moreno, el hombre más respetado y
aplaudido por la historia armada desde Bartolomé Mitre, no dudó en mandar a
asesinar a todos aquellos que se oponían a las pretensiones hegemónicas de
Buenos Aires con la excusa de salvar a la Revolución. Y el mejor alumno para
cumplir con el terror ordenado por Moreno fue Juan José Castelli, otro miembro
de la Junta de Mayo. Él fue el gran encargado de cumplir y hacer cumplir las
órdenes de Moreno de fusilar a los que se opusieron a la revolución, entre
ellos a Santiago de Liniers, héroe de la Reconquista; también los
ajusticiamientos en el Alto Perú. Castelli fue el gran orador en el Cabildo,
con la idea de una Junta sin el Virrey Cisneros.
Ahora bien otra preguntonta de las mías… ¿qué sentido tienen entonces los colores celeste y blanco que adornan este Acto? Pues ninguno…. Esperen, no me apedreen, que me explico mejor…
En todo cumpleaños hay globos y cintas de colores, entonces
sería mejor que los guardemos para el verdadero cumpleaños de la patria... el 9
de julio. Mientras tanto les cuento que el día de la Plaza del 25, es una
imagen retórica del pintor Ceferino Carnacini, quien en un cuadro de su autoría
del año 1938 destinado a adornar billetes en la segunda mitad del siglo pasado.
Es ese cuadro, la gran imaginación de un artista plástico, el que nos muestra
una errónea visión histórica de la Plaza del 25 de mayo de 1810. Cuentan los
historiadores que en la plaza no estaba más del 1 o 2% de la población total de
Buenos Aires, que los paraguas si existían eran muy pocos y caros, y encima
parece que en el mango tenían imágenes del Rey Fernando VII. Pero lo más
entretenido es la historia que French y Beruti repartían cintas celestes y
blancas, los colores patrios. He aquí otra monumental mentira, o al menos
verdad a medias. Estos dos jóvenes entusiastas de las ideas de independencia,
pertenecían a un grupo de gente que se llamaban Los Chisperos, y estaban
encargados de exaltar a la gente en contra del Virrey Cisneros. Por eso, ellos
fueron los que comandaron una suerte de operativo cerrojo, al mejor estilo del
“piquetero K” Luis D´ Elia, porque impidieron que a la Plaza del 25 de mayo
llegaran ciudadanos partidarios de Cisneros y opositores a una suerte de primer
paso hacia la independencia. Para identificar a quien dejaban quedarse y a
quien no, parece que se les ocurrió darles a los que iban llegando e
identificaban como partidarios de una Junta sin Cisneros, unos distintivos de
color. El que lo tenía entraba, el que no, era corrido.
No hay acuerdo acerca de cuáles eran los colores de las
cintas que repartieron Domingo French y
Antonio Beruti. Algunos dicen que azules como los colores de la banda de la
casa real de los Borbones Reyes de España; otros dicen que celeste y roja
representando éste último a la corona del Rey. Al fin y al cabo, estos dos
revoltosos y agitadores muchachos fueron los primeros en llevar a gente a una
plaza y ponerlos bajo unos colores identificativos como partidarios de una idea
política.
Otra cosa que les quería contar es que eso que se ha
decidido llamar la Revolución de Mayo, fue un acontecimiento totalmente
“porteño”. El resto del “país”, ni enterado ni consultado. En el Cabildo
Abierto del día 22 se dejó bien asentado que no se podía esperar a que se
reuniese un congreso representativo de todas las Provincias del Virreinato que
en ese entonces incluía lo que hoy es Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
Se adoptó la tesis que Buenos Aires es la hermana mayor y por eso tenía que
velar y tomar decisiones urgentes para bien de todos. Es por eso que se tarda
más de un año en que todo el país se identifique con la Primera Junta de Gobierno
que asumió el 25 de mayo tras el golpe de estado militar que hizo con su
Regimiento de Patricios el muy respetado y aclamado Cornelio Saavedra, la noche
del día 24. Sí, tal como Ustedes lo escucharon, la Patria del 25 de mayo nació
con un golpe de estado militar que derrocó (le pidió la renuncia no como Virrey
sino como Presidente de la Junta elegida en el día 24) al ya muy odiado Sr.
Baltazar Hidalgo de Cisneros, el representante del Rey de España en esas zonas
de América.
Con esto que les he contado, solo pretendo contribuir a desenterrar anécdotas muy astutamente ocultadas o tergiversadas por pensadores, políticos y gobernantes según sus propios intereses sectoriales.
No los aburro más con esta simple publicación.
Me despido como siempre dejando un abrazo y un deseo.
Buena vida, buena ruta.