sábado, 23 de diciembre de 2017

Placer y trabajo...

Los que me conocen saben que solo utilizo la moto por placer… y también para ir y volver del trabajo. (Volver cuenta como placer… jajaja)


Sin embargo muchos de los que están leyendo esta publicación trabajen con sus motos algunas o varias horas al día… Justamente quiero centrar esta publicación en ello. Creo que trabajar con la moto en una gran ciudad puede ser un empleo de alto riesgo si se priorizan otros factores por encima de la seguridad y la precaución… ¿Ustedes qué creen?

Existen muchos factores que hacen de nuestro día a día un trabajo peligroso e inseguro más que cualquier otro, teniendo en cuenta que sobre la moto no hay más chasis que nuestro propio cuerpo, en comparación con los conductores de autos. Las motos son vehículos ágiles, baratos y prácticos pero, aunque la mortalidad no es de las más elevadas, los motociclistas convivimos con los peligros de ir sobre las dos ruedas… y no son pocos…

En primer lugar la moto por sus características puede ser ya de por sí un factor determinante si no ha pasado las revisiones necesarias o si no se ha realizado su mantenimiento oportuno. Una mala iluminación de los faros, bajos niveles de aceite o de presión en los neumáticos, el mal estado de la dirección o la suspensión, los ruidos y vibraciones generados por el desgaste son motivo suficiente de avería.

El entorno, el tipo de asfalto, la visibilidad de las señalizaciones, la densidad del tráfico, los cortes de carril por obras en calles, el mal estado del firme como grietas o pintura también suponen unos condicionantes a la hora de circular no menos importantes. Dentro de esta categoría podríamos incluir la falta de visibilidad frente al resto de usuarios de la calzada, una cuestión que tiene su motivo tanto en el exceso de confianza quizás en sí mismo, como sobre los demás… jajaja.
No es menos importante contar con un equipamiento adecuado, pues es el único protector que poseemos frente a una caída o accidente. Llevar o no el casco es sin duda uno de los factores de riesgo más a tener en cuenta, pero la ropa desde cazadoras, monos, guantes, botas y espalderas pueden resultar determinantes.

En materia climatológica también podemos encontrar condiciones desfavorables tales como la lluvia, el hielo o el calor sofocante, que afectan gravemente a la conducción de la moto. Ya que estos aspectos incrementan  considerablemente ante la posibilidad de aquaplaning, derrapes, resbalones o caídas. El viento es otro factor que perjudica la estabilidad sobre la moto.

Uno de los factores más implicados en los riesgos durante la conducción y el responsable de la mayor parte de los siniestros tiene que ver con el error humano. Las decisiones sobre la moto las tomamos nosotros, motociclistas, y muchas de las cuestiones anteriores pueden ser evitadas con una conducción a la defensiva y controlada. En cualquier caso, el alcohol o drogas (simples aspirinas o jarabes para la tos), la fatiga y el sueño, las distracciones, el uso del teléfono celular, los medicamentos ya mencionados y enfermedades y otros factores psicológicos como el estrés o la depresión influyen mucho en las habilidades y capacidad de reacción sobre las dos ruedas… Ojo con eso.

Sobre la moto debemos ver y hacernos ver, y ante la menor duda, actuar como si no nos hubiesen visto, anticipándonos siempre a los movimientos de los demás. La iluminación ajustada, la circulación defensiva y una velocidad adecuada pueden ser determinantes a la hora de circular con seguridad. Todos sabemos que como verdaderos motociclistas, cumplir las normas de tránsito es obligatorio, desde llevar el casco hasta el respeto a la señalización. Recordemos que llegar tarde nunca va a ser tan grave como no llegar…

Cuidado con la pintura del asfalto, por ejemplo, en pasos peatonales. Con la lluvia, la rueda de nuestra moto puede deslizarse como un  jabón y tirarnos al suelo incluso a poca velocidad.
Por supuesto, el tráfico puede ser desesperante, pero paciencia y tranquilidad. La desatención, la rapidez y el enfurecimiento son riesgos altos de provocar o verse involucrado en un accidente. Por todo ello, vigilemos el entorno, cuidemos nuestra moto, protejámonos y mantengamos todos nuestros sentidos en la conducción para hacer de nuestro trabajo una experiencia segura, relajada y satisfactoria…

Por último y para ir cerrando el tema… Sigamos siempre a nuestro corazón... Aunque el viento de la ruta sople fuerte, nunca dejemos de ser quienes somos...
Vayamos siempre a nuestro ritmo, de menos a más, no nos exijamos en demasía, y si vemos que vamos muy al límite o muy exigidos o nerviosos, lo mejor siempre será parar, hasta que la situación mejore…

El tiempo nos irá dando el conocimiento necesario para cada vez ir avanzando un poco mas e ir pudiendo incorporar experiencia y con ella la tranquilidad que se necesita para verdaderamente conducir una moto...

Creo que acumular kilómetros conduciendo es la única manera de prever o incluso llegar a intuir y poder actuar en consecuencia ante determinadas situaciones en la ruta… Estoy mas que seguro que nuestra intuición se activa gracias a la práctica y ésta provee la experiencia que les hace no sólo reaccionar, sino incluso, “percibir” casi sin saber por qué “el problema” justo antes de que se produzca…

Me despido por hoy dejando como siempre un abrazo y un deseo…



Buena vida, buena ruta.

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