domingo, 8 de marzo de 2015

Decisiones...

Decisiones… ¿Conocen lo que significa eso? Seguro que si…

Todos nosotros, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos (todo lo que realizamos en el día), incluso esas acciones (las de levantarnos y acostarnos), son una decisión tomada por nuestra parte, más o menos consciente, o más menos voluntaria. En cuanto a la conducción de motos es igual, decidimos montar nuestra moto en vez del transporte público, decidimos que tipo de protección llevaremos o que ruta debemos tomar… Más o menos trascendente, pero siempre es una decisión. ¿Notaron eso? Jajaja…



El problema existe cuando de nuestras decisiones dependen otras personas, como cuando quizás decidimos saltarnos un semáforo en rojo. ¿Qué pasa por la cabeza de un motociclista cuando decide no respetar un semáforo en rojo? ¿Es más valiente quizás? ¿Es tan bobo? ¿Atrevido? O, ¿Inconsciente, tal vez? ¿Qué habrá conseguido? ¿Y si en su afán por demostrar ese no sé qué, se lleva por delante a un peatón, quizás a un niño que de repente irrumpe en la calle?
A eso se le llama comúnmente “Mala decisión con datos OBJETIVOS”.

Cuando no tenemos una referencia clara como un semáforo la cosa se complica. Un adelantamiento, por ejemplo. Cuantas veces nos ha pasado que un vehículo nos adelanta cuando no debe, e incluso cuando no puede. En un adelantamiento la visibilidad es básica y si yo considero que no existe tal visión desde mi posición, siendo la moto adelantada, como puede ser que me pretenda adelantar el vehículo de atrás. Por lo tanto no estoy de acuerdo en la decisión que ha tomado en ese momento, pero es que además me influye directamente su maniobra. En la mayoría de los casos acaba bien, pero existen casos en los que no. A eso se lo llama comúnmente “Mala decisión con datos SUBJETIVOS”, pero si ha tomado la decisión de adelantar es porque lo ha visto claro, se supone. ¿Y si somos la moto que circula por el sentido contrario y nos encontramos con esa situación?

He aquí uno de los sucesos claves de la conducción, DEPENDEMOS en gran medida de las DECISIONES que tomen OTROS, y otros dependen de las decisiones que tomemos NOSOTROS. Todos estamos interrelacionados cuando nos montamos en ruta.

Una errónea decisión nos puede salir muy cara.
Entonces, ¿De que depende nuestra toma de decisiones? Yo creo que de muchos factores, por supuesto. Todos hemos actuado diferente ante situaciones muy parecidas, en el trayecto diario al trabajo por ejemplo. Estrés, fatiga, sueño o medicación, son factores que pueden hacer variar nuestra percepción del riesgo.

Si tomamos la decisión montar una moto, tenemos que tener claro que estamos en plenas facultades, para tomar las DECISIONES más CORRECTAS para cada situación.

Vayamos siempre a NUESTRO RITMO, de menos a más, no nos exijamos en demasía, y si vemos que vamos muy al límite o muy exigidos o nerviosos, lo mejor siempre será parar, hasta que la situación mejore…

El TIEMPO nos irá dando el conocimiento necesario para cada vez ir avanzando un poco más e ir pudiendo incorporar EXPERIENCIA y con ella la TRANQUILIDAD que se necesita para verdaderamente conducir una moto...

Creo que acumular kilómetros conduciendo es la única manera de PREVER o incluso llegar a INTUÍR  y poder actuar en consecuencia ante determinadas situaciones en la ruta…
Estoy más que seguro que nuestra INTUICIÓN se activa gracias a la PRÁCTICA y ésta provee la EXPERIENCIA que nos hace no sólo reaccionar, sino incluso, “PERCIBIR” casi sin saber por qué “el problema” justo ANTES de que se produzca…



Me despido dejando como siempre un abrazo y un deseo…
Buena vida…, buena ruta.

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